Guíon de RadioNovela

RADIONOVELA.”“LA GITANILLA”


ESCENA 1

EFECTOS
(CORTINILLAS)

PERSONAJE

GUIÓN

Pláticas de fondo
10 seg

Narrador:
Los gitanos al parecer   nacieron en el mundo      solamente para ser  ladrones.  Nacen de padres ladrones,   estudian para ladrones y finalmente salen con ser ladrones molientes a todo ruedo, y la gana de huerta y hurtar son en ellos como axidentes inseparables que no se quitan si no con la muerte. Una gitana vieja crio una muchacha en nombre de una nieta suya, quien puso nombre de Preciosa y a quien enseño su gitanerías y modos de embelecos y trazas de hurtar.
Salió la tal Preciosa la más única bailadora que se hallaba en todo el gitanismo y la más hermosa y discreta que pudiera hallarse, no entre los gitanos, si no entre cuantas hermosas y discretas pudieran pregonar la forma.

ESCENA 2

EFECTOS
(CORTINILLAS)

PERSONAJE

GUIÓN


















Barullo (música)
10 seg




















Narrador:

















Preciosa:

















































Narrador:

Teniente:

X:


Narrador:


Teniente:


Narrador:

Paje:




Preciosa:




Paje:




Preciosa:

Narrador:





Preciosa:

Caballero 1:

Preciosa:

Caballero 2:



Gitana 1:


Preciosa:


Cristina:

A los xv de edad su abuela putativa la volvió a la corte y a su antiguo rancho en los campos de Santa Bárbara.
La primera entrada que hizo Preciosa a Madrid fue un día de Santa Ana patrona y abogada de la vida, con una danza en que iban 9 gitanas, 4 ancianas, 4 muchachas y 1 gitano.
Salió un rumor que encarecía la belleza y donaire de la Gitanilla, hay fue ello, allí cobro su fama de la Gitanilla.
Preciosa tomo unas sonajas al son de las cuales, dando en redondas largas, ligerísimas vueltas canto el romance siguiente:

Árbol preciosísimo
que tardó en dar fruto
años que pudieron
cubrirle de luto,
y hacer los deseos
del consorte puros,
contra su esperanza
no muy bien seguros;
de cuyo tardarse
nació aquel disgusto
que lanzó del templo
al varón más justo;
santa tierra estéril,
que al cabo produjo
toda la abundancia
que sustenta el mundo;
casa de moneda,
do se forjó el cuño
que dio a Dios la forma
que como hombre tuvo;
madre de una hija
en quien quiso y pudo
mostrar Dios grandezas
Sobre humano curso.
Por vos y por ella
sois, Ana, el refugio
do van por remedio
Nuestros infortunios.
En cierta manera,
tenéis, no lo dudo,
sobre el Nieto, impa
ido. Piadoso y justo.
A ser comunera
del alcázar sumo,
fueran mil parientes
Con vos de consuno.
¡Qué hija, y qué nieto,
Y qué yerno! Al punto,
a ser causa justa,
Cantaradas triunfos.
Pero vos, humilde,
fuiste el estudio
donde vuestra Hija
hizo
humildes cursos;
y ágora a su lado,
a Dios el más junto,
gozáis de la alteza
Que apenas barrunto.

Más de 200 personas estaban mirando el baile y escuchando el canto de las gitanas, se acercó uno de los tenientes de la Villa.

Disculpe ¿Qué están viendo?

Estamos escuchando a los gitanos, pero sobre todo a esa gitana hermosa que canta y baila.

Enseguida fue a ver al comandante para comentarle lo que está pasando en el centro.

Paje, ve a ver a la gitana vieja y dile que quiero que la oyese Doña Clara, mi esposa.

Le dio el paje un papel doblado, en el que decía:

Preciosica, canta el romance que aquí va porque es muy bueno y yo te daré otros de cuando en cuando, con que cobres fama de la mejor romancera del mundo.

Eso aprenderé yo de muy buena gana y mire señor que no me deje de dar los romances que dice, con tal condición que sean honestos y si quiere que se los pague.

Para papel si quiere que me dé la señora Preciosica, estaré contento y más, que el romance que no saliere bueno y honesto no ha de entrar en su cuenta.

A la mía queda escogerlos.

Retirándose y avanzando unas cuantas calles, desde una reja llamaron unos caballeros a la gitanilla. Asomándose preciosa a la reja vio unos caballeros paseándose y jugando.

¿Quierenme darme barato, señores?

Entren las gitanillas que aquí les daremos barato.

Caro sería ello.

No a fe de caballeros, bien puedes entrar niña, segura de que nadie te tocara a la vira de tu zapato, no, por el habito que traigo en el pecho.

Entra en hora buena, que yo no pienso entrar a donde hay tantos hombres.

Mira, Cristina, de lo que te has de guardar es de un hombre solo, y a solas, y no de tantos hombres.

Entremos Preciosa que tú sabes más que un sabio.


ESCENA 3

EFECTOS
(CORTINILLAS)

PERSONAJE

GUIÓN

Narrador:


Preciosa:

Caballero:

Vieja:

Caballero:


Preciosa:

Entraron, hubo entrando Preciosa, cuando un caballero vio el papel que traía en el seno, lo tomo.

Y no me le tome, señor, que es un romance que me acaban de dar ahora, que aun no le he leído.

¿Y tú sabes leer, hija?

Y escribir, que a mi nieta hela criado yo como si fuera hija de un letrado.

En verdad Preciosa, que trae esta carta el poder dentro, toma este escudo que en el romance viene.

Basta, que me ha tratado de pobre el poeta. Pues cierto que es más milagro darme a mí un poeta un escudo que to recibirle. Lee pues el poema hombre.

Gitanita, que de hermosa
te pueden dar parabienes:
por lo que de piedra tienes
Te llama el mundo Preciosa.
Desta verdad me asegura
esto, como en ti verás;
que no se apartan jamás
La esquiveza y la hermosura.
Si como en valor subido
vas creciendo en arrogancia,
no le arriendo la ganancia
a la edad en que has nacido;
que un basilisco se cría
en ti, que mate mirando,
y un imperio que, aunque blando,
Nos parezca tiranía.
Entre pobres y aduares,
¿Cómo nació tal belleza?
O ¿cómo crio tal pieza
El humilde Manzanares?
Por esto será famoso
al par del Tajo dorado
y por Preciosa preciado
Más que el Ganges caudaloso.
Dices la buenaventura,
y dala mala continuo;
que no van por un camino
Tu intención y tu hermosura.
Porque en el peligro fuerte
de mirarte o contemplarte
tu intención va a disculparte,
Y tu hermosura a dar muerte.
Dicen que son hecho
aceras
todas las de tu nación,
pero tus hechizos son
de más fuerzas y más veras;
pues por llevar los despojos
de todos cuantos te ven,
haces, ¡oh niña!, que estén
Tus hechizos en tus ojos.
En sus fuerzas te adelantas,
pues bailando nos admiras,
y nos matas si nos miras,
Y nos encantas si cantas.
De cien mil modos hechizas:
hables, calles, cantes, mires;
o te acerques, o retires,
El fuego de amor atizas,
Sobre el más asentó pecho
tienes mando y señorío,
de lo que es testigo el mío,
de tu imperio satisfecho.
Preciosa joya de amor,
esto humildemente escribe
el que por ti muere y vive,
Pobre, aunque humilde amador.


ESCENA 4:





EFECTOS
(CORTINILLAS)

PERSONAJE:
GUIÓN:
Narrador:





Doña Clara:

Escudero:

Preciosa:

Doña Clara:



La vieja:


Narrador:


Preciosa:









Señora vecina:



Escudero Contreras:

Doña Clara:


Doncella:

Preciosa:

Doncella:

Narrador:

Preciosa:



































Narrador:












Teniente:


Doña Clara:



Teniente:


Doña Clara:

Preciosa:










Teniente:



Preciosa:


Teniente:


Preciosa:





La vieja:





Teniente:

Narrador:

Doncella:

Preciosa:




Narrador:
-apenas hubieron entrado las gitanas, cuando entre las demás resplandeció Preciosa como la luz de una antorcha entre otras luces menores. Y así, corrieron todas a ella: unas la abrazaban, otras la miraban, éstas la bendecían, aquéllas la alababan.

-¡Éste sí que se puede decir cabello de oro! ¡Éstos sí que son ojos de esmeraldas!

-¿Sabeis decir la buenaventura, niña?

-De tres o cuatro maneras.

-¿Y eso más?,. Por vida del tiniente, mi señor, que me la has de decir, niña de oro, y niña de plata, y niña de perlas, y niña de carbuncos, y niña del cielo, que es lo más que puedo decir.

-Denle, denle la palma de la mano a la niña, y con qué haga la cruz, y verán qué de cosas les dice; que sabe más que un doctor de melecina.

-Echó mano a la faldriquera la señora tenienta, y halló que no tenía blanca. Pidió un cuarto a sus criadas, y ninguna le tuvo.

-Todas las cruces, en cuanto cruces, son buenas; pero las de plata o de oro son mejores; y el señalar la cruz en la palma de la mano con moneda de cobre, sepan vuesas mercedes que menoscaba la buenaventura, a lo menos la mía; y así, tengo afición a hacer la cruz primera con algún escudo de oro, o con algún real de a ocho, o, por lo menos, de a cuatro, que soy como los sacristanes: que cuando hay buena ofrenda, se regocijan.

-Donaire tienes, niña, por tu vida, vos, señor Contreras, ¿tendréis a mano algún real de a cuatro? Dádmele, que, en viniendo el doctor, mi marido, os le volveré.

-Sí tengo -respondió Contreras-, pero téngole empeñado en veinte y dos maravedís que cené anoche. Dénmelos, que yo iré por él en volandas.

-No tenemos entre todas un cuarto, ¿y pedís veinte y dos maravedís? Andad, Contreras, que siempre fuistes impertinente.

-Niña, ¿hará algo al caso que se haga la cruz con un dedal de plata?

se hacen las cruces mejores del mundo con dedales de plata, como sean muchos.

-Si éste basta, hele aquí, con condición que también se me ha de decir a mí la buenaventura.

-Tomó Preciosa el dedal y la mano de la señora tenienta, y dijo:

-Hermosita, hermosita, la de las manos de plata, más te quiere tu marido que el Rey de las Alpujarras. Eres paloma sin hiel, pero a veces eres brava como leona de Orán, o como tigre de Ocaña. Pero en un tras, en un tris, el enojo se te pasa, y quedas como alfinique, o como cordera mansa. Riñes mucho y comes poco: algo celosita andas; que es juguetón el tiniente, y quiere arrimar la vara. Cuando doncella, te quiso uno de una buena cara; que mal hayan los terceros, que los gustos desbaratan. Si a dicha tú fueras monja, hoy tu convento mandaras, porque tienes de abadesa más de cuatrocientas rayas. No te lo quiero decir...; pero poco importa, vaya: enviudarás, y otra vez, y otras dos, serás casada. No llores, señora mía; que no siempre las gitanas decimos el Evangelio; no llores, señora, acaba. Como te mueras primero que el señor tiniente, basta para remediar el daño de la viudez que amenaza. Has de heredar, y muy presto, hacienda en mucha abundancia; tendrás un hijo canónigo, la iglesia no se señala; de Toledo no es posible. Una hija rubia y blanca tendrás, que si es religiosa, también vendrá a ser perlada. Si tu esposo no se muere dentro de cuatro semanas, verásle corregidor de Burgos o Salamanca. Un lunar tienes, ¡qué lindo! ¡Ay Jesús, qué luna clara! ¡Qué sol, que allá en los antípodas escuros valles aclara! Más de dos ciegos por verle dieran más de cuatro blancas. ¡Agora sí es la risica! ¡Ay, que bien haya esa gracia! Guárdate de las caídas, principalmente de espaldas, que suelen ser peligrosas en las principales damas. Cosas hay más que decirte; si para el viernes me aguardas, las oirás, que son de gusto, y algunas hay de desgracias.

Acabó su buenaventura Preciosa, y con ella encendió el deseo de todas las circunstantes en querer saber la suya; y así se lo rogaron todas, pero ella las remitió para el viernes venidero, prometiéndole que tendrían reales de plata para hacer las cruces. En esto vino el señor tiniente, a quien contaron maravillas de la gitanilla; él las hizo bailar un poco, y confirmó por verdaderas y bien dadas las alabanzas que a Preciosa habían dado; y, poniendo la mano en la faldriquera, hizo señal de querer darle algo, y, habiéndola espulgado, y sacudido, y rascado muchas veces, al cabo sacó la mano vacía y dijo:

-¡Por Dios, que no tengo blanca! Dadle vos, doña Clara, un real a Preciosica, que yo os le daré después.

-¡Bueno es eso, señor, por cierto! ¡Sí, ahí está el real de manifiesto! No hemos tenido entre todas nosotras un cuarto para hacer la señal de la cruz, ¿y quiere que tengamos un real?

-Pues dadle alguna valoncica vuestra, o alguna cosita; que otro día nos volverá a ver Preciosa, y la regalaremos mejor.

-Pues, porque otra vez venga, no quiero dar nada ahora a Preciosa.

-Antes, si no me dan nada, nunca más volveré acá. Mas sí volveré, a servir a tan principales señores, pero trairé tragado que no me han de dar nada, y ahorraréme la fatiga del esperallo. Coheche vuesa merced, señor tiniente; coheche y tendrá dineros, y no haga usos nuevos, que morirá de hambre. Mire, señora: por ahí he oído decir (y, aunque moza, entiendo que no son buenos dichos) que de los oficios se ha de sacar dineros para pagar las condenaciones de las residencias y para pretender otros cargos.

-Así lo dicen y lo hacen los desalmados, pero el juez que da buena residencia no tendrá que pagar condenación alguna, y el haber usado bien su oficio será el valedor para que le den otro.

-Habla vuesa merced muy a lo santo, señor teniente,ándese a eso y cortarémosle de los harapos para reliquias.

Mucho sabes, Preciosa, Calla, que yo daré traza que sus Majestades te vean, porque eres pieza de reyes.

-Querránme para truhana, y yo no lo sabré ser, y todo irá perdido. Si me quisiesen para discreta, aún llevarme hían, pero en algunos palacios más medran los truhanes que los discretos. Yo me hallo bien con ser gitana y pobre, y corra la suerte por donde el cielo quisiere.

-Ea, niña,no hables más, que has hablado mucho, y sabes más de lo que yo te he enseñado. No te asotiles tanto, que te despuntarás; habla de aquello que tus años permiten, y no te metas en altanerías, que no hay ninguna que no amenace caída.

-¡El diablo tienen estas gitanas en el cuerpo!

Despidiéronse las gitanas, y, al irse, dijo la doncella del dedal

-Preciosa, dime la buenaventura, o vuélveme mi dedal, que no me queda con qué hacer labor.

-Señora doncella, haga cuenta que se la he dicho y provéase de otro dedal, o no haga vainillas hasta el viernes, que yo volveré y le diré más venturas y aventuras que las que tiene un libro de caballerías.

Fuéronse y juntáronse con las muchas labradoras que a la hora de las avemarías suelen salir de Madrid para volverse a sus aldeas; y entre otras vuelven muchas, con quien siempre se acompañaban las gitanas, y volvían seguras; porque la gitana vieja vivía en continuo temor no le salteasen a su Preciosa.



ESCENA 5:
EFECTOS
(CORTINILLAS
PERSONAJE:
GUIÓN:
Narrador:











Andres:


Vieja:

Andres:







































Narrador:



Preciosa:

La vieja:

Preciosa:


































































Narrador:



Preciosa:





Andres:






















Preciosa:









La vieja:





Preciosa:

Narrador:








La vieja:













Preciosa:









La vieja:




Andres:

Narrador:




















Paje:

Preciosa:

Paje:

Preciosa:

Paje:







Preciosa:

Paje:











Preciosa:

Paje:




Preciosa:









Paje:








Narrador:


Preciosa:









Paje:




Narrador:















Caballero de 50 años:

Narrador:







Caballero de 50 años:

Andres:

Preciosa:



Caballero de 50 años:

Preciosa:


Caballero de 50 años:

La vieja

Narrador:

Preciosa:




Andres:


Preciosa:


Narrador:
la mañana de un día que volvían a Madrid a coger la garrama con las demás gitanillas, en un valle pequeño que está obra de quinientos pasos antes que se llegue a la villa, vieron un mancebo gallardo y ricamente aderezado de camino. La espada y daga que traía eran, como decirse suele, una ascua de oro; sombrero con rico cintillo y con plumas de diversas colores adornado. Repararon las gitanas en viéndole, y pusiéronsele a mirar muy de espacio, admiradas de que a tales horas un tan hermoso mancebo estuviese en tal lugar, a pie y solo. Él se llegó a ellas.

-Por vida vuestra, amiga, que me hagáis placer que vos y Preciosa me oyáis aquí aparte dos palabras, que serán de vuestro provecho.

-Como no nos desviemos mucho, ni nos tardemos mucho, sea en buen hora.

Yo vengo de manera rendido a la discreción y belleza de Preciosa, que después de haberme hecho mucha fuerza para escusar llegar a este punto, al cabo he quedado más rendido y más imposibilitado de escusallo. Yo, señoras mías (que siempre os he de dar este nombre, si el cielo mi pretensión favorece), soy caballero, como lo puede mostrar este hábito, soy hijo de Fulano -que por buenos respectos aquí no se declara su nombre-; estoy debajo de su tutela y amparo, soy hijo único, y el que espera un razonable mayorazgo. Mi padre está aquí en la Corte pretendiendo un cargo, y ya está consultado, y tiene casi ciertas esperanzas de salir con él. Y, con ser de la calidad y nobleza que os he referido, y de la que casi se os debe ya de ir trasluciendo, con todo eso, quisiera ser un gran señor para levantar a mi grandeza la humildad de Preciosa, haciéndola mi igual y mi señora. Yo no la pretendo para burlalla, ni en las veras del amor que la tengo puede caber género de burla alguna; sólo quiero servirla del modo que ella más gustare: su voluntad es la mía. Para con ella es de cera mi alma, donde podrá imprimir lo que quisiere; y para conservarlo y guardarlo no será como impreso en cera, sino como esculpido en mármoles, cuya dureza se opone a la duración de los tiempos. Si creéis esta verdad, no admitirá ningún desmayo mi esperanza; pero si no me creéis, siempre me tendrá temeroso vuestra duda. Mi nombre es éste -y díjosele-; el de mi padre ya os le he dicho. La casa donde vive es en tal calle, y tiene tales y tales señas; vecinos tiene de quien podréis informaros, y aun de los que no son vecinos también, que no es tan escura la calidad y el nombre de mi padre y el mío, que no le sepan en los patios de palacio, y aun en toda la Corte. Cien escudos traigo aquí en oro para daros en arra y señal de lo que pienso daros, porque no ha de negar la hacienda el que da el alma.

En tanto que el caballero esto decía, le estaba mirando Preciosa atentamente, y sin duda que no le debieron de parecer mal ni sus razones ni su talle.

-Perdóneme, abuela, de que me tomo licencia para responder a este tan enamorado señor.

-Responde lo que quisieres, nieta, que yo sé que tienes discreción para todo.

-Yo, señor caballero, aunque soy gitana pobre y humildemente nacida, tengo un cierto espiritillo fantástico acá dentro, que a grandes cosas me lleva. A mí ni me mueven promesas, ni me desmoronan dádivas, ni me inclinan sumisiones, ni me espantan finezas enamoradas; y, aunque de quince años (que, según la cuenta de mi abuela, para este San Miguel los haré), soy ya vieja en los pensamientos y alcanzo más de aquello que mi edad promete, más por mi buen natural que por la esperiencia. Pero, con lo uno o con lo otro, sé que las pasiones amorosas en los recién enamorados son como ímpetus indiscretos que hacen salir a la voluntad de sus quicios; la cual, atropellando inconvenientes, desatinadamente se arroja tras su deseo, y, pensando dar con la gloria de sus ojos, da con el infierno de sus pesadumbres. Si alcanza lo que desea, mengua el deseo con la posesión de la cosa deseada, y quizá, abriéndose entonces los ojos del entendimiento, se vee ser bien que se aborrezca lo que antes se adoraba. Este temor engendra en mí un recato tal, que ningunas palabras creo y de muchas obras dudo. Una sola joya tengo, que la estimo en más que a la vida, que es la de mi entereza y virginidad, y no la tengo de vender a precio de promesas ni dádivas, porque, en fin, será vendida, y si puede ser comprada, será de muy poca estima; ni me la han de llevar trazas ni embelecos: antes pienso irme con ella a la sepultura, y quizá al cielo, que ponerla en peligro que quimeras y fantasías soñadas la embistan o manoseen. Flor es la de la virginidad que, a ser posible, aun con la imaginación no había de dejar ofenderse. Cortada la rosa del rosal, ¡con qué brevedad y facilidad se marchita! Éste la toca, aquél la huele, el otro la deshoja, y, finalmente, entre las manos rústicas se deshace. Si vos, señor, por sola esta prenda venís, no la habéis de llevar sino atada con las ligaduras y lazos del matrimonio; que si la virginidad se ha de inclinar, ha de ser a este santo yugo, que entonces no sería perderla, sino emplearla en ferias que felices ganancias prometen. Si quisiéredes ser mi esposo, yo lo seré vuestra, pero han de preceder muchas condiciones y averiguaciones primero. Primero tengo de saber si sois el que decís; luego, hallando esta verdad, habéis de dejar la casa de vuestros padres y la habéis de trocar con nuestros ranchos; y, tomando el traje de gitano, habéis de cursar dos años en nuestras escuelas, en el cual tiempo me satisfaré yo de vuestra condición, y vos de la mía; al cabo del cual, si vos os contentáredes de mí, y yo de vos, me entregaré por vuestra esposa; pero hasta entonces tengo de ser vuestra hermana en el trato, y vuestra humilde en serviros. Y habéis de considerar que en el tiempo deste noviciado podría ser que cobrásedes la vista, que ahora debéis de tener perdida, o, por lo menos, turbada, y viésedes que os convenía huir de lo que ahora seguís con tanto ahínco. Y, cobrando la libertad perdida, con un buen arrepentimiento se perdona cualquier culpa. Si con estas condiciones queréis entrar a ser soldado de nuestra milicia, en vuestra mano está, pues, faltando alguna dellas, no habéis de tocar un dedo de la mía.

Pasmóse el mozo a las razones de Preciosa, y púsose como embelesado, mirando al suelo, dando muestras que consideraba lo que responder debía.

-No es este caso de tan poco momento, que en los que aquí nos ofrece el tiempo pueda ni deba resolverse. Volveos, señor, a la villa, y considerad de espacio lo que viéredes que más os convenga, y en este mismo lugar me podéis hablar todas las fiestas que quisiéredes, al ir o venir de Madrid.

-Cuando el cielo me dispuso para quererte, Preciosa mía, determiné de hacer por ti cuanto tu voluntad acertase a pedirme, aunque nunca cupo en mi pensamiento que me habías de pedir lo que me pides; pero, pues es tu gusto que el mío al tuyo se ajuste y acomode, cuéntame por gitano desde luego, y haz de mí todas las esperiencias que más quisieres; que siempre me has de hallar el mismo que ahora te significo. Mira cuándo quieres que mude el traje, que yo querría que fuese luego; que, con ocasión de ir a Flandes, engañaré a mis padres y sacaré dineros para gastar algunos días, y serán hasta ocho los que podré tardar en acomodar mi partida. A los que fueren conmigo yo los sabré engañar de modo que salga con mi determinación. Lo que te pido es (si es que ya puedo tener atrevimiento de pedirte y suplicarte algo) que, si no es hoy, donde te puedes informar de mi calidad y de la de mis padres, que no vayas más a Madrid; porque no querría que algunas de las demasiadas ocasiones que allí pueden ofrecerse me saltease la buena ventura que tanto me cuesta.

-Eso no, señor galán, sepa que conmigo ha de andar siempre la libertad desenfadada, sin que la ahogue ni turbe la pesadumbre de los celos; y entienda que no la tomaré tan demasiada, que no se eche de ver desde bien lejos que llega mi honestidad a mi desenvoltura; y en el primero cargo en que quiero estaros es en el de la confianza que habéis de hacer de mí. Y mirad que los amantes que entran pidiendo celos, o son simples o confiados.

-Satanás tienes en tu pecho, muchacha, ¡mira que dices cosas que no las diría un colegial de Salamanca! Tú sabes de amor, tú sabes de celos, tú de confianzas: ¿cómo es esto?, que me tienes loca, y te estoy escuchando como a una persona espiritada, que habla latín sin saberlo.

-Calle, abuela, y sepa que todas las cosas que me oye son nonada, y son de burlas, para las muchas que de más veras me quedan en el pecho.
Fina lmente, quedaron en que de allí a ocho días se verían en aquel mismo lugar, donde él vendría a dar cuenta del término en que sus negocios estaban, y ellas habrían tenido tiempo de informarse de la verdad que les había dicho. Sacó el mozo una bolsilla de brocado, donde dijo que iban cien escudos de oro, y dióselos a la vieja; pero no quería Preciosa que los tomase en ninguna manera.

Calla, niña, que la mejor señal que este señor ha dado de estar rendido es haber entregado las armas en señal de rendimiento; y el dar, en cualquiera ocasión que sea, siempre fue indicio de generoso pecho. Y acuérdate de aquel refrán que dice: "Al cielo rogando, y con el mazo dando". Y más, que no quiero yo que por mí pierdan las gitanas el nombre que por luengos siglos tienen adquerido de codiciosas y aprovechadas. ¿Cien escudos quieres tú que deseche, Preciosa, y de oro en oro, que pueden andar cosidos en el alforza de una saya que no valga dos reales, y tenerlos allí como quien tiene un juro sobre las yerbas de Estremadura?

-Por vida suya, abuela, que no diga más; que lleva término de alegar tantas leyes, en favor de quedarse con el dinero, que agote las de los emperadores: quédese con ellos, y buen provecho le hagan, y plega a Dios que los entierre en sepultura donde jamás tornen a ver la claridad del sol, ni haya necesidad que la vean. A estas nuestras compañeras será forzoso darles algo, que ha mucho que nos esperan, y ya deben de estar enfadadas.

-Así verán ellas, moneda déstas, como veen al Turco agora. Este buen señor verá si le ha quedado alguna moneda de plata, o cuartos, y los repartirá entre ellas, que con poco quedarán contentas.

-Sí traigo.

Y sacó de la faldriquera tres reales de a ocho, que repartió entre las tres gitanillas, con que quedaron más alegres y más satisfechas que suele quedar un autor de comedias cuando, en competencia de otro, le suelen retular por la esquinas: "Víctor, Víctor". En resolución, concertaron, como se ha dicho, la venida de allí a ocho días, y que se había de llamar, cuando fuese gitano, Andrés Caballero; porque también había gitanos entre ellos deste apellido.No tuvo atrevimiento Andrés (que así le llamaremos de aquí adelante) de abrazar a Preciosa; antes, enviándole con la vista el alma, sin ella, si así decirse puede, las dejó y se entró en Madrid; y ellas, contentísimas, hicieron lo mismo. Preciosa, algo aficionada, más con benevolencia que con amor, de la gallarda disposición de Andrés, ya deseaba informarse si era el que había dicho. Entró en Madrid, y, a pocas calles andadas, encontró con el paje poeta de las coplas y el escudo; y cuando él la vio, se llegó a ella.

-Vengas en buen hora, Preciosa: ¿leíste por ventura las coplas que te di el otro día?

-Primero que le responda palabra, me ha de decir una verdad, por vida de lo que más quiere.
-Conjuro es ése,que, aunque el decirla me costase la vida, no la negaré en ninguna manera.

-Pues la verdad que quiero que me diga, es si por ventura es poeta.

-A serlo, forzosamente había de ser por ventura. Pero has de saber, Preciosa, que ese nombre de poeta muy pocos le merecen; y así, yo no lo soy, sino un aficionado a la poesía. Y para lo que he menester, no voy a pedir ni a buscar versos ajenos: los que te di son míos, y éstos que te doy agora también; mas no por esto soy poeta, ni Dios lo quiera.

-¿Tan malo es ser poeta?

-No es malo,pero el ser poeta a solas no lo tengo por muy bueno. Hase de usar de la poesía como de una joya preciosísima, cuyo dueño no la trae cada día, ni la muestra a todas gentes, ni a cada paso, sino cuando convenga y sea razón que la muestre. La poesía es una bellísima doncella, casta, honesta, discreta, aguda, retirada, y que se contiene en los límites de la discreción más alta. Es amiga de la soledad, las fuentes la entretienen, los prados la consuelan, los árboles la desenojan, las flores la alegran, y, finalmente, deleita y enseña a cuantos con ella comunican.

-He oído decir que es pobrísima y que tiene algo de mendiga.

-Antes es al revés, porque no hay poeta que no sea rico, pues todos viven contentos con su estado: filosofía que la alcanzan pocos. Pero, ¿qué te ha movido, Preciosa, a hacer esta pregunta?

-Hame movido, porque, como yo tengo a todos o los más poetas por pobres, causóme maravilla aquel escudo de oro que me distes entre vuestros versos envuelto; mas agora que sé que no sois poeta, sino aficionado de la poesía, podría ser que fuésedes rico, aunque lo dudo, a causa que por aquella parte que os toca de hacer coplas se ha de desaguar cuanta hacienda tuviéredes; que no hay poeta, según dicen, que sepa conservar la hacienda que tiene ni granjear la que no tiene.

-Pues yo no soy désos, versos hago, y no soy rico ni pobre; y sin sentirlo ni descontarlo, como hacen los ginoveses sus convites, bien puedo dar un escudo, y dos, a quien yo quisiere. Tomad, preciosa perla, este segundo papel y este escudo segundo que va en él, sin que os pongáis a pensar si soy poeta o no; sólo quiero que penséis y creáis que quien os da esto quisiera tener para daros las riquezas de Midas.

Y, en esto, le dio un papel; y, tentándole Preciosa, halló que dentro venía el escudo.

-Este papel ha de vivir muchos años, porque trae dos almas consigo: una, la del escudo, y otra, la de los versos, que siempre vienen llenos de almas y corazones. Pero sepa el señor paje que no quiero tantas almas conmigo, y si no saca la una, no haya miedo que reciba la otra; por poeta le quiero, y no por dadivoso, y desta manera tendremos amistad que dure; pues más aína puede faltar un escudo, por fuerte que sea, que la hechura de un romance.

-Pues así es, que quieres, Preciosa, que yo sea pobre por fuerza, no deseches el alma que en ese papel te envío, y vuélveme el escudo; que, como le toques con la mano, le tendré por reliquia mientras la vida me durare.

Sacó Preciosa el escudo del papel, y quedóse con el papel, y no le quiso leer en la calle. El paje se despidió, y se fue contentísimo, creyendo que ya Preciosa quedaba rendida, pues con tanta afabilidad le había hablado.Y, como ella llevaba puesta la mira en buscar la casa del padre de Andrés, sin querer detenerse a bailar en ninguna parte, en poco espacio se puso en la calle do estaba, que ella muy bien sabía; y, habiendo andado hasta la mitad, alzó los ojos a unos balcones de hierro dorados, que le habían dado por señas, y vio en ella a un caballero de hasta edad de cincuenta años, con un hábito de cruz colorada en los pechos, de venerable gravedad y presencia; el cual, apenas también hubo visto la gitanilla, cuando dijo:

-Subid, niñas, que aquí os darán limosna.

A esta voz acudieron al balcón otros tres caballeros, y entre ellos vino el enamorado Andrés, que, cuando vio a Preciosa, perdió la color y estuvo a punto de perder los sentidos: tanto fue el sobresalto que recibió con su vista. Subieron las gitanillas todas, sino la grande, que se quedó abajo para informarse de los criados de las verdades de Andrés.

-Ésta debe de ser, sin duda, la gitanilla hermosa que dicen que anda por Madrid.

-Ella es,y sin duda es la más hermosa criatura que se ha visto.

-Así lo dicen, pero en verdad que se deben de engañar en la mitad del justo precio. Bonita, bien creo que lo soy; pero tan hermosa como dicen, ni por pienso.

-¡Por vida de don Juanico, mi hijo que aún sois más hermosa de lo que dicen, linda gitana!

-Y ¿quién es don Juanico, su hijo?


-Ese galán que está a vuestro lado.


-Nieta, acaba, que es tarde y hay mucho que hacer y más que decir.

Despidiéronse las gitanas, y, al irse, dijo Preciosa a don Juan:

Mire, señor, cualquiera día desta semana es próspero para partidas, y ninguno es aciago; apresure el irse lo más presto que pudiere, que le aguarda una vida ancha, libre y muy gustosa, si quiere acomodarse a ella.

-No es tan libre la del soldado, a mi parecer, que no tenga más de sujeción que de libertad; pero, con todo esto, haré como viere.

-Más veréis de lo que pensáis,y Dios os lleve y traiga con bien, como vuestra buena presencia merece.

Con estas últimas palabras quedó contento Andrés, y las gitanas se fueron contentísimas.








ESCENA 6
EFECTOS
(CORTINILLAS)
PERSONAJES:
GUIÓN:
trote de caballo.

















































Sonido de fiesta:
Narrador:


















Gitano x:

Andres:


Gitano x:




Andres:


Gitano X






Andres:





Narrador:
Llegóse, en fin, el día que Andrés Caballero se apareció una mañana en el primer lugar de su aparecimiento, sobre una mula de alquiler, sin criado alguno.Halló en él a Preciosa y a su abuela, de las cuales conocido, le recibieron con mucho gusto. Él les dijo que le guiasen al rancho antes que entrase el día y con él se descubriesen las señas que llevaba, si acaso le buscasen. Ellas, que, como advertidas, vinieron solas, dieron la vuelta, y de allí a poco rato llegaron a sus barracas.Entró Andrés en la una, que era la mayor del rancho, y luego acudieron a verle diez o doce gitanos, todos mozos y todos gallardos y bien hechos, a quien ya la vieja había dado cuenta del nuevo compañero que les había de venir, sin tener necesidad de encomendarles el secreto; que, como ya se ha dicho, ellos le guardan con sagacidad y puntualidad nunca vista. Echaron luego ojo a la mula.

-Ésta se podrá vender el jueves en Toledo.

-Eso no, porque no hay mula de alquiler que no sea conocida de todos los mozos de mulas que trajinan por España.

-Par Dios, señor Andrés, que, aunque la mula tuviera más señales que las que han de preceder al día tremendo, aquí la transformáramos de manera que no la conociera la madre que la parió ni el dueño que la ha criado.

Por esta vez se ha de seguir y tomar el parecer mío. A esta mula se ha de dar muerte, y ha de ser enterrada donde aun los huesos no parezcan.

-¡Pecado grande! : ¿a una inocente se ha de quitar la vida? No diga tal el buen Andrés, sino haga una cosa: mírela bien agora, de manera que se le queden estampadas todas sus señales en la memoria, y déjenmela llevar a mí; y si de aquí a dos horas la conociere, que me lardeen como a un negro fugitivo.

En ninguna manera consentiré,que la mula no muera, aunque más me aseguren su transformación. Yo temo ser descubierto si a ella no la cubre la tierra. Y, si se hace por el provecho que de venderla puede seguirse, no vengo tan desnudo a esta cofradía, que no pueda pagar de entrada más de lo que valen cuatro mulas.
Dilatóse su muerte hasta la noche, y en lo que quedaba de aquel día se hicieron las ceremonias de la entrada de Andrés a ser gitano, que fueron: desembarazaron luego un rancho de los mejores del aduar, y adornáronle de ramos y juncia; y, sentándose Andrés sobre un medio alcornoque, pusiéronle en las manos un martillo y unas tenazas, y, al son de dos guitarras que dos gitanos tañían, le hicieron dar dos cabriolas; luego le desnudaron un brazo, y con una cinta de seda nueva y un garrote le dieron dos vueltas blandamente.


ESCENA 7

EFECTOS
(CORTINILLAS)

PERSONAJE

GUIÓN


Perros ladrando
5 seg

















Música de relajación “natural noche de luna”
3 seg.





Música de suspenso
5 seg.

Narrador:





Gitano:  



Paje:                     


Andrés:




Narrador:

          


Preciosa:    


Andrés:

Preciosa:


Andrés:
Sucedió, pues, que teniendo el aduar entre unas encinas, algo apartado del camino real, oyeron una noche casi a la mitad della, ladrar, sus perros con mucho ahínco. Salieron algunos gitanos y con ellos Andrés, a ver a quién ladraban y vieron que se defendían dellos un hombre vestido de blanco, a quién tenían dos perros asido de una pierna.

¿Quién diablos os trajo aquí, hombre a tales horas y tan fuera de camino? ¿Venis a hurtar por ventura? Porque en verdad que habéis llegado a un buen puerto.

No vengo a hurtar ¿está por aquí alguna venta o lugar donde pueda recogerme esta noche y curarme las heridas que vuestros perros han hecho?

No hay lugar ni venta donde podamos encaminaros; más para curar vuestras heridas alegraros esta noche no os faltará comodidad en nuestros ranchos: venios con nosotros; que, aunque somos gitanos, no lo parecemos en la caridad.  

Llegose a él Andrés y otro gitano caritativo y entre los dos lo llevaron. Llegaron al toldo de Andrés y con presteza encendieron lumbre y luz y acudió, luego la abuela de Preciosa  a curar al herido. Apenas se apartaron de él cuando Preciosa llamó a Andrés a parte.

¿Acuerdaste, Andrés, de un papel que se me cayo en tu casa cuando bailaba con mis compañeras, que, según creo, te dio un mal rato?

Si, acuerdo y era un soneto en tu alabanza y no malo

Pues has de saber, Andrés, que el que hizo aquel soneto es ese mozo mordido que dejamos en la choza.

¿Qué puedes imaginar, Preciosa? Ninguna otra cosa sino que la misma que a mi me ha hecho gitano, le ha hecho a él parecer molinero y venir a buscarte.

Preciosa:


Narrador:



Andrés:



Paje:

¡Válame Dios, Andrés y cuán delicado andas, pues con tanta facilidad te ha penetrado con tanta facilidad te ha penetrado el alma la dura espada de los celos!

Con esto Andrés se fue. No podía creer sino que aquel paje había venido allí atraído de la hermosura de Preciosa. Y Andrés se quedó esperando el día para tomar confesión al herido. (...)

Yo no quiero saber quién sois, cómo os llamáis o adonde vais. Yo imagino una cosa: Enamorado de Preciosa, aquella hermosa gitanica, a quien les hicistes los versos, habéis venido a buscarla.

No os confundais, Andrés.Yo estaba en Madrid. En una casa de un título a quien servía no como a señor, sino como a pariente. El y yo hemos huído por razones largas. Pero heme aquí sin intención alguna sobre preciosa.


ESCENA 8

EFECTOS
(CORTINILLAS)

PERSONAJE

GUIÓN

Música de fondo “relajación”
7 seg.



















Música de suspenso
7 seg
Narrador:











Carducha:




Andrés:



Narrador:








Carducha:
Pasado tiempo; una mañana se levantó el aduar y se fueron a alojar en un lugar de la jurisdición de Murcia, tres leguas de la ciudad, donde le sucedió a Andrés una desgracia que le puso en punto de perder la vida. Se alojaron en un mesón de una viuda rica, la cual tenía una hija de edad de diez y siete o diez y ocho años, algo más desenvuelta que hermosa; y, por más señas, se llamaba Juana Carducha. Ésta, habiendo visto bailar a las gitanas y gitanos, la tomó el diablo, y se enamoró de Andrés tan fuertemente que propuso de decírselo y tomarle por marido.

Andrés,  yo soy doncella y rica; que mi madre no tiene otro hijo sino a mí, y este mesón es suyo. Hasme parecido bien: si me quieres por esposa, a ti está; respóndeme presto, y si eres discreto, quédate y verás qué vida nos damos.

Señora doncella, yo estoy apalabrado para casarme, y los gitanos no nos casamos sino con gitanas; guárdela Dios por la merced que me quería hacer, de quien yo no soy digno.

La Carducha, que vio que en irse Andrés se le iba la mitad de su alma, y que no le quedaba tiempo para solicitar el cumplimiento de sus deseos, ordenó de hacer quedar a Andrés por fuerza, ya que de grado no podía. Y así, con la industria, sagacidad y secreto que su mal intento le enseñó, puso entre las alhajas de Andrés, que ella conoció por suyas, unos ricos corales y dos patenas de plata.

¿No sospeché yo bien? ¡Mirad con qué buena cara se encubre un ladrón tan grande!

ESCENA 9

EFECTOS
(CORTINILLAS)

PERSONAJE

GUIÓN















Música de intriga "Mars" by Nick Ingman
10 seg.




Yo Yo Ma - Bach Six Cello Suites
5 seg

Narrador:






Sobrino del alcalde:




Narrador:






Narrador:

El alcalde, que estaba presente, comenzó a decir mil injurias a Andrés y a todos los gitanos, llamándolos de públicos ladrones y salteadores de caminos. A todo callaba Andrés, suspenso e imaginativo, y no acababa de caer en la traición de la Carducha. En esto se llegó a él un soldado bizarro, sobrino del alcalde.

-¿No veis cuál se ha quedado el gitanico podrido de hurtar? Apostaré yo que hace melindres y que niega el hurto, con habérsele cogido en las manos; que bien haya quien no os echa en galeras a todos.  A fe de soldado, que estoy por darle una bofetada que le derribe a mis pies.

Y, diciendo esto, sin más ni más, alzó la mano y le dio un bofetón, que le hizo acordar que no era Andrés Caballero, sino don Juan, y caballero; y, arremetiendo al soldado con mucha presteza y más cólera, le arrancó su misma espada de la vaina y se la envainó en el cuerpo, dando con él muerto en tierra.

Bien quisiera el alcalde ahorcarle luego, si estuviera en su mano, pero hubo de remitirle a Murcia, por ser de su jurisdición. No le llevaron hasta otro día, y en el que allí estuvo, pasó Andrés muchos martirios y vituperios que el indignado alcalde y sus ministros y todos los del lugar le hicieron.   















ESCENA 7

EFECTOS
(CORTINILLAS)

PERSONAJE

GUIÓN


Perros ladrando
5 seg

















Música de relajación “natural noche de luna”
3 seg.





Música de suspenso
5 seg.

Narrador:





Gitano:  



Paje:                     


Andrés:




Narrador:

          


Preciosa:    


Andrés:

Preciosa:


Andrés:
Sucedió, pues, que teniendo el aduar entre unas encinas, algo apartado del camino real, oyeron una noche casi a la mitad della, ladrar, sus perros con mucho ahínco. Salieron algunos gitanos y con ellos Andrés, a ver a quién ladraban y vieron que se defendían dellos un hombre vestido de blanco, a quién tenían dos perros asido de una pierna.

¿Quién diablos os trajo aquí, hombre a tales horas y tan fuera de camino? ¿Venis a hurtar por ventura? Porque en verdad que habéis llegado a un buen puerto.

No vengo a hurtar ¿está por aquí alguna venta o lugar donde pueda recogerme esta noche y curarme las heridas que vuestros perros han hecho?

No hay lugar ni venta donde podamos encaminaros; más para curar vuestras heridas alegraros esta noche no os faltará comodidad en nuestros ranchos: venios con nosotros; que, aunque somos gitanos, no lo parecemos en la caridad.  

Llegose a él Andrés y otro gitano caritativo y entre los dos lo llevaron. Llegaron al toldo de Andrés y con presteza encendieron lumbre y luz y acudió, luego la abuela de Preciosa  a curar al herido. Apenas se apartaron de él cuando Preciosa llamó a Andrés a parte.

¿Acuerdaste, Andrés, de un papel que se me cayo en tu casa cuando bailaba con mis compañeras, que, según creo, te dio un mal rato?

Si, acuerdo y era un soneto en tu alabanza y no malo

Pues has de saber, Andrés, que el que hizo aquel soneto es ese mozo mordido que dejamos en la choza.

¿Qué puedes imaginar, Preciosa? Ninguna otra cosa sino que la misma que a mi me ha hecho gitano, le ha hecho a él parecer molinero y venir a buscarte.

Preciosa:


Narrador:



Andrés:



Paje:

¡Válame Dios, Andrés y cuán delicado andas, pues con tanta facilidad te ha penetrado con tanta facilidad te ha penetrado el alma la dura espada de los celos!

Con esto Andrés se fue. No podía creer sino que aquel paje había venido allí atraído de la hermosura de Preciosa. Y Andrés se quedó esperando el día para tomar confesión al herido. (...)

Yo no quiero saber quién sois, cómo os llamáis o adonde vais. Yo imagino una cosa: Enamorado de Preciosa, aquella hermosa gitanica, a quien les hicistes los versos, habéis venido a buscarla.

No os confundais, Andrés.Yo estaba en Madrid. En una casa de un título a quien servía no como a señor, sino como a pariente. El y yo hemos huído por razones largas. Pero heme aquí sin intención alguna sobre preciosa.


ESCENA 8

EFECTOS
(CORTINILLAS)

PERSONAJE

GUIÓN

Música de fondo “relajación”
7 seg.



















Música de suspenso
7 seg
Narrador:











Carducha:




Andrés:



Narrador:








Carducha:
Pasado tiempo; una mañana se levantó el aduar y se fueron a alojar en un lugar de la jurisdición de Murcia, tres leguas de la ciudad, donde le sucedió a Andrés una desgracia que le puso en punto de perder la vida. Se alojaron en un mesón de una viuda rica, la cual tenía una hija de edad de diez y siete o diez y ocho años, algo más desenvuelta que hermosa; y, por más señas, se llamaba Juana Carducha. Ésta, habiendo visto bailar a las gitanas y gitanos, la tomó el diablo, y se enamoró de Andrés tan fuertemente que propuso de decírselo y tomarle por marido.

Andrés,  yo soy doncella y rica; que mi madre no tiene otro hijo sino a mí, y este mesón es suyo. Hasme parecido bien: si me quieres por esposa, a ti está; respóndeme presto, y si eres discreto, quédate y verás qué vida nos damos.

Señora doncella, yo estoy apalabrado para casarme, y los gitanos no nos casamos sino con gitanas; guárdela Dios por la merced que me quería hacer, de quien yo no soy digno.

La Carducha, que vio que en irse Andrés se le iba la mitad de su alma, y que no le quedaba tiempo para solicitar el cumplimiento de sus deseos, ordenó de hacer quedar a Andrés por fuerza, ya que de grado no podía. Y así, con la industria, sagacidad y secreto que su mal intento le enseñó, puso entre las alhajas de Andrés, que ella conoció por suyas, unos ricos corales y dos patenas de plata.

¿No sospeché yo bien? ¡Mirad con qué buena cara se encubre un ladrón tan grande!

ESCENA 9

EFECTOS
(CORTINILLAS)

PERSONAJE

GUIÓN















Música de intriga "Mars" by Nick Ingman
10 seg.




Yo Yo Ma - Bach Six Cello Suites
5 seg

Narrador:






Sobrino del alcalde:




Narrador:






Narrador:

El alcalde, que estaba presente, comenzó a decir mil injurias a Andrés y a todos los gitanos, llamándolos de públicos ladrones y salteadores de caminos. A todo callaba Andrés, suspenso e imaginativo, y no acababa de caer en la traición de la Carducha. En esto se llegó a él un soldado bizarro, sobrino del alcalde.

-¿No veis cuál se ha quedado el gitanico podrido de hurtar? Apostaré yo que hace melindres y que niega el hurto, con habérsele cogido en las manos; que bien haya quien no os echa en galeras a todos.  A fe de soldado, que estoy por darle una bofetada que le derribe a mis pies.

Y, diciendo esto, sin más ni más, alzó la mano y le dio un bofetón, que le hizo acordar que no era Andrés Caballero, sino don Juan, y caballero; y, arremetiendo al soldado con mucha presteza y más cólera, le arrancó su misma espada de la vaina y se la envainó en el cuerpo, dando con él muerto en tierra.

Bien quisiera el alcalde ahorcarle luego, si estuviera en su mano, pero hubo de remitirle a Murcia, por ser de su jurisdición. No le llevaron hasta otro día, y en el que allí estuvo, pasó Andrés muchos martirios y vituperios que el indignado alcalde y sus ministros y todos los del lugar le hicieron.   


ESCENA 10

EFECTOS
(CORTINILLAS)

PERSONAJE

GUIÓN



















Música emotiva
10 seg



















Música nostálgica
10 seg

Narrador:

















Preciosa:




Viejas:












Corregidora:

Vieja:









Corregidora:

Finalmente, con la sumaria del caso y con una gran cáfila de gitanos, entraron el alcalde y sus ministros con otra mucha gente armada en Murcia, entre los cuales iba Preciosa, y el pobre Andrés, ceñido de cadenas, sobre un macho y con esposas y piedeamigo. Salió toda Murcia a ver los presos, que ya se tenía noticia de la muerte del soldado. Pero la hermosura de Preciosa aquel día fue tanta, que ninguno la miraba que no la bendecía, y llegó la nueva de su belleza a los oídos de la señora corregidora, que por curiosidad de verla hizo que el corregidor, su marido, mandase que aquella gitanica no entrase en la cárcel, y todos los demás sí. Y a Andrés le pusieron en un estrecho calabozo, cuya escuridad, y la falta de la luz de Preciosa, le trataron de manera que bien pensó no salir de allí sino para la sepultura.

Señora mía, el gitano que está preso no tiene culpa, porque fue provocado: llamáronle ladrón, y no lo es; diéronle un bofetón en su rostro, que es tal que en él se descubre la bondad de su ánimo.

En tanto que esto pasaba, estaba la gitana vieja considerando grandes, muchas y diversas cosas; y, al cabo de toda esta suspensión y imaginación, dijo: -Espérenme vuesas mercedes, señores míos, un poco, que yo haré que estos llantos se conviertan en risa, aunque a mí me cueste la vida.
Si las buenas nuevas que os quiero dar, señores, no merecieren alcanzar en albricias el perdón de un gran pecado mío, aquí estoy para recebir el castigo que quisiéredes darme; pero antes que le confiese quiero que me digáis, señores, primero, si conocéis estas joyas.

Estos son adornos de alguna pequeña criatura

Así es la verdad y de qué criatura sean lo dice ese escrito que está en ese papel doblado.
Llamábase la niña doña Constanza de Azevedo y de Meneses; su madre, doña Guiomar de Meneses, y su padre, don Fernando de Azevedo, caballero del hábito de Calatrava. Desparecíla día de la Ascensión del Señor, a las ocho de la mañana, del año de mil y quinientos y noventa y cinco. Traía la niña puestos estos brincos que en este cofre están guardados.

Oyendo esto la turbada señora, soltó los chapines, y desalada y corriendo salió a la sala adonde había dejado a Preciosa, y hallóla rodeada de sus doncellas y criadas, todavía llorando. Arremetió a ella, y, sin decirle nada, con gran priesa le desabrochó el pecho y miró si tenía debajo de la teta izquierda una señal pequeña, a modo de lunar blanco, con que había nacido, y hallóle ya grande, que con el tiempo se había dilatado.

ESCENA 11

EFECTOS
(CORTINILLAS)

PERSONAJE

GUIÓN














Música emotiva
15 seg.

Narrador:

Corregidor:









Narrador:

Aprovechandose Preciosa de las buenas nuevas, pidió la liberación de su amado, Andrés. A lo que acude en seguida el corregidor.

Por ese buen ánimo que habéis mostrado, señor don Juan de Cárcamo, a su tiempo haré que Preciosa sea vuestra legítima consorte, y agora os la doy y entrego en esperanza por la más rica joya de mi casa, y de mi vida; y de mi alma; y estimadla en lo que decís, porque en ella os doy a doña Costanza de Meneses, mi única hija, la cual, si os iguala en el amor, no os desdice nada en el linaje.

Atónito quedó Andrés viendo el amor que le mostraban, y en breves razones doña Guiomar contó la pérdida de su hija y su hallazgo, con las certísimas señas que la gitana vieja había dado de su hurto; con que acabó don Juan de quedar atónito y suspenso, pero alegre sobre todo encarecimiento. Abrazó a sus suegros, llamólos padre[s] y señores suyos, besó las manos a Preciosa, que con lágrimas le pedía las suyas.

Llegaron las nuevas a la Corte del caso y casamiento de la gitanilla; supo don Francisco de Cárcamo ser su hijo el gitano y ser la Preciosa la gitanilla que él había visto, cuya hermosura disculpó con él la liviandad de su hijo, que ya le tenía por perdido, por saber que no había ido a Flandes; y más, porque vio cuán bien le estaba el casarse con hija de tan gran caballero y tan rico como era don Fernando de Azevedo. Dio priesa a su partida, por llegar presto a ver a sus hijos, y dentro de veinte días ya estaba en Murcia, con cuya llegada se renovaron los gustos, se hicieron las bodas, se contaron las vidas, y los poetas de la ciudad, que hay algunos, y muy buenos, tomaron a cargo celebrar el estraño caso, juntamente con la sin igual belleza de la gitanilla. Y de tal manera escribió el famoso licenciado Pozo, que en sus versos durará la fama de la Preciosa mientras los siglos duraren.












Guión De Radionovela.: El Celoso Extremeño.

Efectos
Parlamentos
1.(sonido de viento moderado 5 seg)
(sonido de selva 6 seg)
(efecto gente de las Indias hablando  3 seg)
Carrizales: Oh que desgracia la mía mi riqueza se ha ido sólo puedo recurrir a aquel lugar a parar en las Indias; refugio y amparo de los desesperados de España, iglesia de los alzados, salvoconducto de los homicidas, pala y cubierta de los jugadores, añagaza general de mujeres libres, engaño común de muchos y remedio particular de otros.
2.(sonido de la costa 6 seg)
Carrizales: He regresado a Sevilla con las riquezas que he juntado en las Indias aunque los años no han pasado en vano.
3.(efecto de pájaros seg 3)
Carrizales: Aquella niña procede de una familia pobre es bella  ya que es una niña será fácil educarla a mi antojo y no se revelara  contra mí y de todos modos no estoy tan viejo para no dejar un heredero.
4.(efecto de pasos 5 seg)
Carrizales: Señores de la joven vengo a pediros la mano de vuestra hija soy un reconocido español y lleno de riquezas pagaré 20,000 ducados por su mano.
Padres de Leonora: señor le pedios tiempo para aseguradnos de que es cierto todo lo que vos decid.
5.(efecto  de construcción 5 seg)

(efectos de paso sobre mármol 4 seg)


Carrizales: Mi quered que esta hacienda tenga una casapuerta con un torno para un intermediario además de que todas se habrán con una llave maestra , que la visibilidad al exterior sea sólo el cielo; con la decoración de la más alta clase he de comprar esclavas para mi esposa.      
Capataz: Así será señor.
6.(efecto de pasos 5 seg)
(Efecto de pájaros 3 seg)
(efecto de pasos 5 seg)
Loaysa: Qué casa tan resguardada, ¿que es lo que habrá detrás de estos muros tan altos? yo estoy dispuesto a averiguarlo.
7.(efecto de pasos 4 seg)
( balada de música siglo XVII 10 seg)
(efectos de pasos 4 seg)
Loaysa: He de vestirme de pobre tullido y cantaré en frente de la puerta para que Luis asombrado con mis melodías y quisiese que le enseñase a tañer.
8.(efecto de bullicio de la calle(de fondo) 5seg)
(guitarra volumen muy bajo, mientras loaysa habla)
Loaysa: Enseñó a teñer a algunos morenos y a otra gente pobre, y me lo han pagado muy rebién.
Luis: Harto mejor os lo pagara yo a lugar de tomar lección, pero no es posible, a causa que mi amo, cierra la puerta de la calle dejándome emparedado entre dos puertas.
Loaysa: Procurad vos tomar las llaves a vuestro amo, yo he de encargarme que un cerrajero amigo mío haga las llaves, y así podré entrar dentro de noche y enseñaros mejor que al Preste Juan de las Indias.
9.(guitarra y tarareo 3 seg)
(guitarra sonido de fondo, mientras conversan 8 seg)
Sirvientas: ¿Qué es esto, Luis? ¿De cuándo acá tienes tú guitarra, o quién te la ha dado?
 Luis: ¿Quién me la ha dado? El mejor músico que hay en el mundo, y el que me ha de enseñar en menos de seis días más de seis mil sones.
Dueña: Y ¿dónde está ese músico?
Luis: No está muy lejos de aquí.
Dueña: Y ¿a dónde puede él estar que nosotras le podamos ver?
Luis: No quiero deciros nada hasta que veáis lo que yo sé.
Doncella: ¡Jesús, válgame! ¿quién es ese milagroso músico?
10.(guitarra muy bien tocada, de fondo mientras hablan 10seg)
Loaysa: Si queréis oírme sin sobresalto de aquél viejo, yo os daré unos polvos que le echasen en el vino, que le harán dormir con pesado sueño más tiempo del ordinario.
Doncella: ¡Ay, señor mío de mi alma, traiga esos polvos: así Dios le dé todo el bien que desea! Vaya y no tarde; tráigalos, señor mío, que yo me ofrezco a mezclarlos en el vino y a ser las escanciadora; y pluguiese a Dios que durmiese el viejo tres días con sus noches, que otros tantos tendríamos nosotras de gloria.
Loaysa: Pues yo los traeré, y son tales que no hacen ningún daño a quien los toma, si no es provocarle al sueño pesadísimo.
11. (Canción de Loaysa)
(risas de mujeres bailando de fondo, mientras toca loaysa 30 seg)
(Después de la canción)
Guiomar: ¡Despierto señor, señora; y, señor, despierto señor, y levantas y viene!
Todos: ¿Ah despertado?
Dueña: Tranquilizaos, el viejo aún duerme a más y mejor. Venga conmigo Señora.
Loaysa: Le aseguro Leonora, que, más gusto le serían los abrazos del amante mozo que los del marido viejo.
12.(pasos apresurados 2 seg)
(murmullos de sus padres y ella 1seg)












13. (musica triste de fondo 30seg)
Carrizales: ¿Qué ha pasado? ¿dónde está?
(Después de bajar)
¿Pero qué es esto?
 Esta daga… No, no puede ser así.
(Pasado el día)
 Leonora: ¿Qué tenéis, señor mio, que me parece que os estáis quejando?
Carrizales: Hacedme placer, señora, que luego luego enviéis a llamar a vuestros padres.
(Al llegar los padres de Leonora)
Siéntese aquí vuestras mercedes, y todos los demás dejen desocupado este aposento.
Digo, pues, señores, que todo lo que he dicho y hecho ha parado en que esta madrugada hallé a ésta, nacida en el mundo para perdición de mi sosiego y fin de mi vida, en los brazos de un gallardo mancebo, que en la estancia de esta pestífera dueña ahora está encerrado.
La venganza que pienso tomar de esta afrenta no es, ni ha de ser, de las que ordinariamente suelen tomarse, pues quiero que, así como yo fui extremado en lo que hice, así sea la venganza que tomaré, tomándola de mí mismo, que, como el gusano de seda, me fabriqué la casa donde muriese, y a ti no te culpo, ¡oh niña mal aconsejada! No te culpo, digo, porque persuasiones de viejas taimadas y mozos enamorados fácilmente vencen y triunfan del poco ingenio que los pocos años encierran.
Y así, quiero que se traiga un escribano, para hacer de nuevo mi testamento, en el cual mandaré doblar la dote a Leonora y le rogaré que, después de mis días, que serán bien breves, disponga su voluntad, pues lo podrá hacer sin fuerza, a casarse con aquel mozo, a quien nunca ofendieron las canas de este lastimado viejo. La demás hacienda mandaré a otras obras pías; y a vosotros, señores míos, dejaré con que podáis vivir honradamente lo que de la vida os queda. La venida del escribano sea luego, porque la pasión que tengo me aprieta de manera que, a más andar, me va acortando los pasos de la vida.
Leonora: Vivid muchos años, mi señor y mi bien todo, que, puesto caso que estáis obligado a creerme ninguna cosa de las que os dijere, sabed que no os he ofendido sino con el pensamiento.









“BIOGRAFÍA DE MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA”
Narrador 1: Cerdán Núñez Brandon Michelle
Narrador 2: Pérez Aguirre Miguel Alejandro
Narrador 3: Aguilar Romero Jesús Alexander
Indicaciones de efectos especiales y musicalización
Parlamentos

-Sube música clásica,  “Himno a la Alegría” (12 segundos).
 -Baja volumen de la música (3 segundos).
-Sube sonido que emite un recién nacido (5 segundos).
-Baja sonido del recién nacido (5 segundos).

Narrador 1: Se dice que nació el 29 de septiembre de 1547 en Alcalá de Henares, una ciudad en el centro de España, ya que fue bautizado en la parroquial de Santa María la Mayor, en Italia, el 9 de octubre de 1547, fecha que se generalmente se toma como la de su nacimiento. Fue el cuarto de los siete hijos de un modesto cirujano, Rodrigo de Cervantes, y de Leonor Cortinas. 

-Sube sonido de las campanas (15 segundos).
-Baja sonido de las campanas (10 segundos).
Narrador 2: La familia de su padre conocía la prosperidad, pero su abuelo Juan, graduado en leyes por Salamanca y juez de la Santa Inquisición, abandonó el hogar y comenzó una errática y libertina vida, dejando a su mujer y al resto de sus hijos en la indigencia, por lo que el padre de Cervantes se vio obligado a ejercer su oficio de cirujano barbero, lo cual convirtió la infancia del pequeño Miguel en una incansable peregrinación por las más populosas ciudades castellanas. Su formación de Cervantes es desconocida, pero se comprueba que asistió a clases de Humanidades.
-Sube sonido de caballo trotando (10 segundos).
-Baja sonido de caballo trotando (10 segundos).

Narrador 3: A los dieciocho años tuvo que huir a Italia porque había herido a un hombre; allí entró al servicio del cardenal Acquaviva.
-Entra sonido de disparos (5 segundos).
Narrador 2: Poco después se alistó como soldado y participó heroicamente en la batalla de Lepanto, en 1571, a bordo de la galera llamada “La Marquesa”. Donde fue herido en el pecho y en la mano izquierda, que le quedó paralitica. Cervantes siempre se mostró orgulloso de haber participado en la batalla de Lepanto. Después de aquel acontecimiento continuó unos años como soldado.
-Entra ruido de cadenas arrastrándose (11 segundos).
Narrador 1: En 1575, cuando regresaba a la península de España, junto a su hermano Rodrigo, fueron apresados y llevados cautivos a Argel, la capital de Argelia. Cinco años estuvo prisionero, hasta que en 1580 pudo ser liberado gracias al rescate que aportó su familia y los padres trinitarios. Durante su cautiverio, Cervantes intentó fugarse varias veces, pero nunca lo logró.

-Sube sonido de máquina de escribir (10 segundos).
-Baja sonido de máquina de escribir (10 segundos).
Narrador 2: Cuando en 1580 volvió a la Península tres doce años de ausencia, intentó varios trabajos y solicitó un empleo en “Las Indias”, que no le fue concedido, fue una etapa dura para Cervantes, pero por aquel tiempo el empezaba a escribir, actual del cual se destaca enormemente.
-Sube “Marcha Nupcial” (10 segundos).
-Baja “Marcha Nupcial” (10 segundos).
Narrador 3: En 1584 se casó y, entre 1587 y 1600, residió en Sevilla ejerciendo un ingrato y humilde oficio como “comisario de abastecimientos”, que le obligaba a recorrer Andalucía requisando alimentos para las expediciones que preparaba Felipe II, tanto para los viajes como para la cárcel, los cuales le permitieron conocer todo tipo de personas que aparecerían como personajes en su obra.
-Entra sonido de monedas cayendo (15 segundos).
Narrador 1: Cervantes se trasladó a Valladolid en 1604, en busca de mecenas en el entorno de la corte, pues tenía dificultades económicas.
-Sube música clásica (8 segundos).
-Baja música clásica (8 segundos).
Narrador 2: Cuando en 1605 publicó la primera parte del Quijote, alcanzó un gran éxito, lo que le permitió publicar en pocos años lo que había ido escribiendo.
-Sube violín clásico (15 segundos).
-Baja violín clásico (15 segundos).
Narrador 3: Cervantes escribió a un ritmo imparable: las Novelas ejemplares vieron la luz en 1613; el Viaje al Parnaso, en verso, en 1614.
-Entra sonido de tos seca (5 segundos).
Narrador 1: Enfermó y urgido, y mientras preparaba la publicación de: Las Ocho Comedias y Ocho Entremeses, nuevos nunca representados en 1615. Acabó la segunda parte del Quijote, que se imprimiría en el curso del mismo año.
-Sube violín clásico, “Viva La Vida” (7 segundos).
-Baja violín clásico “Viva La Vida” (7  segundos).
Narrador 2: A principios de 1616 estaba terminando una novela de aventuras en estilo bizantino: Los trabajos de Persiles y Sigismunda.
-Sube “Another Love” (10 segundos).
-Baja Tom “Another Love” (10 segundos).
Narrador 3: Así, entre el 22 y el 23 de abril de 1616, murió en su casa de Madrid, asistido por su esposa y una de sus sobrinas; envuelto en su hábito franciscano y con el rostro sin cubrir, fue enterrado en el convento de las trinitarias descalzas, ubicado en Madrid.




fGuión

El Licenciado Vidriera

Miguel de Cervantes Saavedra

Personajes:


Licenciado Vidriera
Narrador
Caballero 1
Caballero 2
Caballero 3
Don Diego de Valdivia
Ropera
Marido
Hombre 1
Hombre 2
Hombre 3
Hombre 4
Hombre 5
Hombre 6
Hombre 7
Señor de la corte



Escena 1
Indicaciones técnicas
Audio
Empieza soundtrack 1 tres segundos y fundir. Se queda de fondo.
Narrador: Paseándose dos caballeros estudiantes por las riberas de Tormes, hallaron en ellas, debajo de un árbol durmiendo, a un muchacho de hasta edad de once años, vestido como labrador.
Mandaron a un caballero que le despertase; despertó y preguntáronle de a dónde era y qué hacía durmiendo en aquella soledad.
Comienzan sonidos de agua fluyendo y bajar volumen.

Vidriera: El nombre de mi tierra he olvidado, pero si interesa, iba a la ciudad de Salamanca a buscar un amo a quien servir, por sólo que me diese estudio.
Soundtrack 1 de fondo*
Caballero 1:¿Usted sabe leer?
Soundtrack 1 de fondo*
Vidriera: Sí, y escribir también.
Soundtrack 1 de fondo*
Caballero 1: Desa manera, no es por falta de memoria habérsete olvidado el nombre de tu patria.
Soundtrack 1 de fondo*
Vidriera: Sea por lo que fuere que ni el della ni del de mis padres sabrá ninguno hasta que yo pueda honrarlos a ellos y a ella.
Soundtrack 1 de fondo*
Caballero 2: Pues, ¿de qué suerte los piensas honrar?
Soundtrack 1 de fondo*
Vidriera: Con mis estudios, siendo famoso por ellos; porque yo he oído decir que de los hombres se hacen los obispos.
Soundtrack 1 de fondo*
Narrador: Esta respuesta movió a los dos caballeros a que le recibiesen y llevasen consigo, como lo hicieron, dándole estudio de la manera que se usa dar en aquella universidad a los criados que sirven.
Fundir soundtrack 1
Vidriera: Me llamo Tomás Rodaja.


Escena 2
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Soundtrack 1 bajar volumen y se queda de fondo
Narrador: A pocos días le vistieron de negro, y a pocas semanas dio Tomás muestras de tener raro ingenio, sirviendo a sus amos con tanta fidelidad, puntualidad y diligencia que, sin faltar un punto a sus estudios, parecía que sólo se ocupaba en servirlos. Y, como el buen servir del siervo mueve la voluntad del señor a tratarle bien, ya Tomás Rodaja no era criado de sus amos, sino su compañero.
Su principal estudio fue de leyes; pero en lo que más se mostraba era en letras humanas.
Sucedió que se llegó el tiempo que sus amos acabaron sus estudios y se fueron a su lugar natal, que era una de las mejores ciudades de la Andalucía. Lleváronse consigo a Tomás, y estuvo con ellos algunos días; pero, como le fatigasen los deseos de volver a sus estudios y a Salamanca, pidió a sus amos licencia para volverse. Ellos, corteses y liberales, se la dieron, esperando que con lo que le dieron se pudiera sustentar tres años.
Despidióse dellos, mostrando en sus palabras su agradecimiento, y salió de Málaga. Al bajar de la cuesta de la Zambra, se topó con un gentilhombre a caballo. Juntóse con él y supo cómo llevaba su mismo viaje. Hicieron camarada, a pocos lances dio Tomás muestras de su raro ingenio y el caballero las dio de su bizarría y cortesano trato.
Sonido militar
Soundtrack 1 fondo*
Don Diego de Valdivia: Yo, Don Diego de Valdivia, soy capitán de infantería por Su Majestad, y mi alférez está haciendo la compañía en tierra de Salamanca. Estoy contentísimo de su buena presencia, ingenio y desenvoltura, le ruego que me haga compañía a Italia, si usted quiere, por curiosidad de verla; le ofrezco mi mesa y aun, si fuese necesario, mi bandera, porque mi alférez la había de dejar prestar.
Soundtrack 1 fondo*
Vidriera: Sería bueno ver a Italia y Flandes y otras diversas tierras y países, pues las luengas peregrinaciones hacen a los hombres discretos; y que en esto, a lo más largo, podría gastar tres o cuatro años, que, añadidos a los pocos que tengo, no serían tantos que me impidiesen volver a los estudios. Soy contento de irme con usted a Italia; pero ha de ser condición que no me he de sentar debajo de bandera, ni poner en lista de soldado, por no obligarme a seguir su bandera. Eso sería ir contra mi conciencia y contra la del señor capitán; y así, más quiero ir suelto que obligado.
Se funde soundtrack 1
Don Diego de Valdivia: Conciencia tan escrupulosa, más es de religioso que de soldado; pero, comoquiera que sea, ya somos camaradas.

Escena 3

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Audio
Empieza soundtrack 2 bajar volumen y se queda de fondo
Narrador: Llegaron aquella noche a Antequera, y en pocos días se pusieron donde estaba la compañía que comenzaba a marchar la vuelta de Cartagena, alojándose ella y otras cuatro por los lugares que le venían a mano.
Soundtrack 2 fondo**
Vidriera: Allí note la autoridad de los comisarios, la incomodidad de algunos capitanes, la solicitud de los aposentadores, la industria y cuenta de los pagadores, las quejas de los pueblos, el rescatar de las boletas, las insolencias de los bisoños, las pendencias de los huéspedes, el pedir bagajes más de los necesarios, y, finalmente, la necesidad casi precisa de hacer todo aquello que mal me parecía.

Soundtrack 2 fondo**
Narrador: Habíase vestido Tomás de papagayo, renunciando los hábitos de estudiante, y púsose a lo de Dios es Cristo, como se suele decir.
Soundtrack 2 fondo**
Vidriera: Llegamos más presto de lo que quisiéramos a Cartagena, la vida de los alojamientos es ancha y varia, y cada día se topan cosas nuevas y gustosas. Allí nos embarcamos en cuatro galeras de Nápoles, y noté la extraña vida de aquellas marítimas casas, adonde lo más del tiempo maltratan las chinches, roban los forzados, enfadan los marineros, destruyen los ratones y fatigan las maretas.
Soundtrack 2 fondo**
Narrador: Pusiéronle temor las grandes borrascas y tormentas, especialmente en el golfo de León, que tuvieron dos; que la una los echó en Córcega y la otra los volvió a Tolón, en Francia.

Soundtrack 2 fondo**
Vidriera: Trasnochados, mojados y con ojeras, llegamos a la hermosa y bellísima ciudad de Génova; y desembarcamos, después de haber visitado una iglesia, dio el capitán con todas sus camaradas en una hostería, donde pusimos en olvido todas las borrascas pasadas con el presente gaudeamus.
Otro día se desembarcamos todas las compañías que habían de ir al Piamonte; pero no quise hacer este viaje, sino ir desde allí por tierra a Roma y a Nápoles, quedando de volver por la gran Venecia y por Loreto a Milán y al Piamonte, donde dijo don Diego de Valdivia que me hallaría si ya no los hubiesen llevado a Flandes, según se decía.
Soundtrack 2 fondo**
Narrador: Despidióse Tomás del capitán de ahí a dos días, y en cinco llegó a Florencia, habiendo visto primero a Luca, ciudad pequeña, pero muy bien hecha, y en la que, mejor que en otras partes de Italia, son bien vistos y agasajados los españoles.
Soundtrack 2 fondo**
Vidriera: Estuve en Florencia, sumptuosos edificios, fresco río y apacibles calles cuatro días, y luego partí a Roma, reina de las ciudades y señora del mundo. Visité sus templos, adoré sus reliquias y admiré su grandeza; y, así como por las uñas del león se viene en conocimiento de su grandeza y ferocidad.
Soundtrack 2 fondo**
 Narrador: Desde allí se fue a Sicilia, y vio a Palermo, y después a Micina; de Palermo le pareció bien el asiento y belleza, y de Micina, el puerto, y de toda la isla, la abundancia, por quien propiamente y con verdad es llamada granero de Italia. Volvióse a Nápoles y a Roma, y de allí fue a Nuestra Señora de Loreto.

Soundtrack 2 fondo**
Vidriera: Vi el mismo aposento y estancia donde se relató la más alta embajada y de más importancia que vieron y no entendieron todos los cielos, y todos los ángeles y todos los moradores de las moradas sempiternas.
Se funde soundtrack 2
Narrador: Y, habiendo cumplido con el deseo que le movió a ver lo que había visto, determinó volverse a España y a Salamanca a acabar sus estudios; y como lo pensó lo puso luego por obra, con pesar grandísimo de su camarada, que le rogó, al tiempo de despedirse, le avisase de su salud, llegada y suceso. Prometióselo ansí como lo pedía, y, por Francia, volvió a España, sin haber visto a París, por estar puesta en armas. En fin, llegó a Salamanca, donde fue bien recebido de sus amigos, y, con la comodidad que ellos le hicieron, prosiguió sus estudios hasta graduarse de licenciado en leyes.

Escena 4
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Empieza soundtrack 3 bajar volumen y se queda de fondo
Narrador: Sucedió que en este tiempo llegó a aquella ciudad una dama de todo rumbo y manejo. Dijéronle a Tomás que aquella dama decía que había estado en Italia y en Flandes, y, por ver si la conocía, fue a visitarla. Así quedó ella enamorada de Tomás. Y él, sin darse cuenta de ello, si no era por fuerza y llevado de otros, no quería entrar en su casa. Ella le ofreció su hacienda, pero, como él atendía más a sus libros que a otros pasatiempos, en ninguna manera respondía al gusto de la señora; la cual, acordó de buscar otros modos, a su parecer más eficaces y bastantes para salir con el cumplimiento de sus deseos.
Y así, aconsejada de una morisca, dio a Tomás unos destos que llaman hechizos, creyendo que le daba cosa que le forzase la voluntad a quererla: como si hubiese en el mundo yerbas y encantos suficientes a forzar el libre albedrío; y así, las que dan estas bebidas o comidas amatorias se llaman veneficios; porque no es otra cosa lo que hacen sino dar veneno a quien las toma.
Comió Tomás el membrillo y al momento comenzó a herir de pie y de mano como si tuviera alferecía. Sin volver en sí estuvo muchas horas, al cabo de las cuales volvió como atontado, y dijo con lengua tartamuda que fue por un membrillo que había comido y acusó a quien se lo había dado.
Seis meses estuvo en cama Tomás. Y, aunque le hicieron los remedios posibles, sólo le sanaron la enfermedad del cuerpo, pero no del entendimiento, porque quedó sano, y loco de la más extraña locura que entre las locuras hasta entonces se había visto.
Soundtrack 3 de fondo***
Vidriera: Oh, pero si yo soy todo de vidrio, de pies a cabeza, le imploro no me vaya a dañar, por favor no se acerque a mí, porque me quebraría. Real y verdaderamente yo no soy como los otros hombres. Soy muy tierno y quebradizo. Podrían ustedes hablarme desde lejos, preguntarme lo que quisieren  porque a todo les responderé con más entendimiento, por ser hombre de vidrio y no de carne: que el vidrio, por ser de materia sutil y delicada, obra por el alma con más promptitud y eficacia que la del cuerpo, pesada y terrestre.
Soundtrack 3 de fondo***
Narrador:Quisieron algunos experimentar si era verdad lo que decía; y así, le preguntaron muchas y difíciles cosas, a las cuales respondió espontáneamente con grandísima agudeza de ingenio: cosa que causó admiración a los más letrados de la Universidad.
Soundtrack 3 de fondo***
Vidriera: Les pido me den alguna funda donde poner este vaso quebradizo de mi cuerpo, porque al vestirme algún vestido estrecho no me quiebre. Y no, de ninguna manera calzaré zapatos, con tan solo intentar ponérmelos quedaría en pedazos.
Fundir soundtrack 3
Narrador: Y así, le dieron una ropa parda y una camisa muy ancha .No comía carne ni pescado; no bebía sino en fuente o en río, y esto con las manos; cuando andaba por las calles iba por la mitad dellas, mirando a los tejados, temeroso no le cayese alguna teja encima y le quebrase. Incluso decía que le llamasen Licenciado Vidriera.
Tuviéronle encerrado sus amigos mucho tiempo; pero, viendo que su desgracia pasaba adelante, terminaron concediéndole lo que él les pedía, que era le dejasen andar libre; y así, le dejaron, y él salió por la ciudad, causando admiración y lástima a todos los que le conocían.


Escena 5
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Empieza soundtrack 3 bajar volumen y se queda defondo
Narrador: Pasando, pues, una vez por la ropería de Salamanca, le dijo una ropera.
Soundtrack 3 de fondo***
Ropera: En mi ánima, señor Licenciado, que me pesa de su desgracia; pero, ¿qué haré, que no puedo llorar?

Soundtrack 3 de fondo***
Vidriera: Filiae Hierusalem, plorate super vos et super filios vestros
Soundtrack 3 de fondo***
Narrador: Entendió el marido de la ropera la malicia del dicho y díjole
Soundtrack 3 de fondo***
Marido: Hermano, más tenéis de bellaco que de loco
Soundtrack 3 de fondo***
Vidriera: No se me da un ardite, como no tenga nada de necio.
Soundtrack 3 de fondo***
Narrador: Preguntóle un día un hombre:
Soundtrack 3 de fondo***
Hombre 1: ¿Qué consejo o consuelo daría a un amigo mío que está muy triste porque su mujer se le ha ido con otro?
Soundtrack 3 de fondo***
Vidriera: Dile que dé gracias a Dios por haber permitido le llevasen de casa a su enemigo.
Soundtrack 3 de fondo***
Hombre 1:Luego, ¿no irá a buscarla?
Soundtrack 3 de fondo***
Vidriera: ¡Ni por pienso! porque sería el hallarla hallar un perpetuo y verdadero testigo de su deshonra.
Soundtrack 3 de fondo***
Narrador:Díjole un muchacho.
Soundtrack 3 de fondo***
Hombre 2: Señor licenciado Vidriera, yo me quiero desgarrar de mi padre porque me azota muchas veces.
Soundtrack 3 de fondo***
Vidriera: Advierte, niño, que los azotes que los padres dan a los hijos honran, y los del verdugo afrentan.
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Narrador: De los maestros de escuela decía que eran dichosos, pues trataban siempre con ángeles; y que fueran dichosísimos si los angelitos no fueran mocosos.
Las nuevas de su locura y de sus respuestas y dichos se estendió por toda Castilla; y, llegando a noticia de un príncipe, o señor, que estaba en la Corte, quiso enviar por él, y encargóselo a un caballero amigo suyo, que estaba en Salamanca, que se lo enviase; y, topándole el caballero un día, le dijo:
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Caballero 3: Sepa el señor licenciado Vidriera que un gran personaje de la Corte le quiere ver y envía por él.
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Vidriera: Vuesa merced me escuse con ese señor, que yo no soy bueno para palacio, porque tengo vergüenza y no sé lisonjear.
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Narrador: Con todo esto, el caballero le envió a la Corte, y para traerle pusiéronle en unas árgüenas de paja, como aquéllas donde llevan el vidrio, igualando los tercios con piedras, y entre paja puestos algunos vidrios, porque se diese a entender que como vaso de vidrio le llevaban. Llegó a Valladolid; entró de noche y desembanastáronle en la casa del señor que había enviado por él, de quien fue muy bien recebido, diciéndole:
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Señor de la Corte: Sea muy bien venido el señor licenciado Vidriera. ¿Cómo ha ido en el camino? ¿Cómo va de salud?
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Vidriera: Ningún camino hay malo, como se acabe, si no es el que va a la horca. De salud estoy neutral, porque están encontrados mis pulsos con mi celebro.
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Narrador: El caballero gustó de su locura y dejóle salir por la ciudad, debajo del amparo y guarda de un hombre que tuviese cuenta que los muchachos no le hiciesen mal; de los cuales y de toda la Corte fue conocido en seis días, y a cada paso, en cada calle y en cualquiera esquina, respondía a todas las preguntas que le hacían; entre las cuales le preguntó un estudiante si era poeta, porque le parecía que tenía ingenio para todo.
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Vidriera: Hasta ahora no he sido tan necio ni tan venturoso.
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Hombre 3: No entiendo eso de necio y venturoso.
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Vidriera: No he sido tan necio que diese en poeta malo, ni tan venturoso que haya merecido serlo bueno.
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Narrador: Preguntóle otro estudiante que en qué estimación tenía a los poetas
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Vidriera: a la ciencia, en mucha; pero a los poetas, en ninguna.
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Narrador: Replicáronle que por qué decía aquello.
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Vidriera: Del infinito número de poetas que hay, son tan pocos los buenos, que casi no hacen número; y así, como no hay poetas, no los estimo; pero admiro la ciencia de la poesía porque encierra en sí todas las demás ciencias.: porque de todas se sirve, de todas se adorna, y pule y saca a luz sus maravillosas obras, con que llena el mundo de provecho, de deleite y de maravilla.
Soundtrack 3 de fondo***
Narrador: Otra vez le preguntaron qué era la causa de que los poetas por la mayor parte, eran pobres.
Soundtrack 3 de fondo***
Vidriera: Porque ellos quieren, pues esta en su mano ser ricos, si se saben aprovechar de la ocasión que por momentos traen entre las manos, que son las de sus damas, que todas son riquísimas en extremo, pues tienen los cabellos de oro, la frente de plata bruñida, los ojos de verdes esmeraldas, los dientes de marfil, los labios de coral y la garganta de cristal transparente, y que lo que lloraban eran líquidas perlas, y que todas estas cosas eran señales y muestras de su mucha riqueza.
Soundtrack 3 de fondo***
Narrador: Estas y otras cosas decía de los malos poetas, que de los buenos siempre dijo bien y los levantó sobre el cuerno de la luna.
Arrimóse un día con grandísimo tiento, porque no se quebrase, a la tienda de un librero, y díjole:
Soundtrack 3 de fondo***
Vidriera: Este oficio me contentara mucho si no fuera por una falta que tiene.
Soundtrack 3 de fondo***
Narrador: Preguntóle el librero se la dijese.
Soundtrack 3 de fondo***
Vidriera: Los melindres que hacen cuando compran un privilegio de un libro, y de la burla que hacen a su autor si acaso le imprime a su costa; pues, en lugar de mil y quinientos, imprimen tres mil libros, y, cuando el autor piensa que se venden los suyos, se despachan los ajenos.
Soundtrack 3 de fondo***
Narrador: Por estas y otras cosas que decía de todos los oficios, se andaban tras él, sin hacerle mal y sin dejarle sosegar; pero, con todo esto, no se pudiera defender de los muchachos si su guardián no le defendiera.
Preguntóle uno que cuál había sido el más dichoso del mundo.
Se funde soundtrack 3
Vidriera: Nemo; porque Nemo novit Patrem, Nemo sine crimine vivit, Nemo sua sorte contentus


Escena 6

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Narrador: En resolución, él decía tales cosas que, si no fuera por los grandes gritos que daba cuando le tocaban a él se arrimaban, por el hábito que traía, por la estrecheza de su comida, por el modo con que bebía, por el no querer dormir sino al cielo abierto en el verano y el invierno en los pajares, como queda dicho, con que daba tan claras señales de su locura, ninguno pudiera creer sino que era uno de los más cuerdos del mundo.
Dos años o poco más duró en esta enfermedad, porque un religioso de la Orden de San Jerónimo, que tenía gracia y ciencia particular en hacer que los mudos entendiesen y en cierta manera hablasen, y en curar locos, tomó a su cargo de curar a Vidriera, movido de caridad; y le curó y sanó, y volvió a su primer juicio, entendimiento y discurso. Y, así como le vio sano, le vistió como letrado y le hizo volver a la Corte, adonde, con dar tantas muestras de cuerdo como las había dado de loco, podía usar su oficio y hacerse famoso por él. Hízolo así; y, llamándose el licenciado Rueda, y no Rodaja, volvió a la Corte, donde, apenas hubo entrado, cuando fue conocido de los muchachos; mas, como le vieron en tan diferente hábito del que solía, no le osaron dar grita ni hacer preguntas; pero seguíanle y decían unos a otros:
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Hombre 4: ¿Éste no es el loco Vidriera?
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Hombre 5: ¡A fe que es él!
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Hombre 6: Ya viene cuerdo.
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Hombre 7: Pero también puede ser loco bien vestido como mal vestido; preguntémosle algo, y salgamos desta confusión.
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Narrador: Todo esto oía el licenciado y callaba, y iba más confuso y más corrido que cuando estaba sin juicio. Pasó el conocimiento de los muchachos a los hombres; y, antes que el licenciado llegase al patio de los Consejos, llevaba tras de sí más de doscientas personas de todas suertes. Con este acompañamiento, que era más que de un catedrático, llegó al patio, donde le acabaron de circundar cuantos en él estaban. Él, viéndose con tanta turba a la redonda, alzó la voz y dijo:
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Vidriera: Señores, yo soy el licenciado Vidriera, pero no el que solía: soy ahora el licenciado Rueda; sucesos y desgracias que acontecen en el mundo, por permisión del cielo, me quitaron el juicio, y las misericordias de Dios me le han vuelto. Por las cosas que dicen que dije cuando loco, podéis considerar las que diré y haré cuando cuerdo. Yo soy graduado en leyes por Salamanca, a donde estudié con pobreza y adonde llevé segundo en licencias: de do se puede inferir que más la virtud que el favor me dio el grado que tengo. Aquí he venido a este gran mar de la Corte para abogar y ganar la vida; pero si no me dejáis, habré venido a bogar y granjear la muerte. Por amor de Dios que no hagáis que el seguirme sea perseguirme, y que lo que alcancé por loco, que es el sustento, lo pierda por cuerdo. Lo que solíades preguntarme en las plazas, preguntádmelo ahora en mi casa, y veréis que el que os respondía bien, según dicen, de improviso, os responderá mejor de pensado.

Soundtrack 1 de fondo*
Narrador: Escucháronle todos y dejáronle algunos. Volvióse a su posada con poco menos acompañamiento que había llevado. Salió otro día y fue lo mismo; hizo otro sermón y no sirvió de nada. Perdía mucho y no ganaba cosa; y, viéndose morir de hambre, determinó de dejar la Corte y volverse a Flandes, donde pensaba valerse de las fuerzas de su brazo, pues no se podía valer de las de su ingenio. Y, poniéndolo en efeto, dijo al salir de la Corte:

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Vidriera: ¡Oh Corte, que alargas las esperanzas de los atrevidos pretendientes, y acortas las de los virtuosos encogidos, sustentas abundantemente a los truhanes
Soundtrack 1 de fondo*
Narrador: Esto dijo y se fue a Flandes, donde la vida que había comenzado a eternizar por las letras la acabó de eternizar por las armas, en compañía de su buen amigo el capitán Valdivia, dejando fama en su muerte de prudente y valentísimo soldado.
















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